jueves, 25 de julio de 2013

El examen

El examen 

Las evaluaciones siempre representan para el estudiante una barrera, un obstáculo a vencer y cuyo resultado se convertirá en la vara con la cual será medido en diferentes esferas.

La previa

A cada minuto la cuestión empeora, temblor en las manos, ronquera hasta llegar a la afonía, esperar siempre los peor, sudor insoportable en las manos. Estos son síntomas te comunican que estas teniendo un ataque de miedo al examen  que estas por rendir.

La preparación deberá ser buena y consistente, esta responderá a un plan de estudio trazado a comienzos de año y en lo posible llevado a cabo en su totalidad. El camino recorrido para poder llegar a un examen bien preparado es largo y no se puede transitar de manera completa en poco tiempo.

Los materiales hay que elegirlos y leerlos con anticipación a fin de conocer el contenido de tu material de estudio, recuerda que con frecuencia creemos que nuestros libros poseen toda la información que necesitamos y en la mayoría de los casos no es así.

En lo posible termina de estudiar con anticipación de unos días de tal manera a tener tiempo de repasar y asimismo de poder dormir y descansar  lo suficiente.

Las evaluaciones orales

En el examen escrito el alumno dispone de todo el tiempo del examen para organizar sus respuestas; puede comenzar contestando aquellas que mejor sabe, y utilizar el resto del tiempo para reflexionar y tratar de desarrollar aquellas otras que le resulten más difíciles.

En la evaluación oral no dispone de este tiempo de reflexión; el profesor pregunta y hay que contestarle inmediatamente.

La presión anterior, unida al hecho de estar en presencia del profesor, puede aumentar considerable la tensión nerviosa dificultando la exposición.

Supone una oportunidad de lucimiento ante el profesor, de demostrarle cómo se domina su asignatura.
En un examen oral se pueden desarrollar las preguntas con mayor profundidad que en un examen escrito (no es lo mismo hablar que escribir): se podrá ahondar en los detalles, relacionar la pregunta con otros puntos del temario, exponer una opinión personal al respecto.

El estudiante debe tratar de desmitificar el examen oral como un momento temido y verlo más como una gran oportunidad.

En definitiva, el examen oral favorece al estudiante que prepara bien la asignatura y perjudica al que no se la toma en serio.

La mayor dificultad del examen oral, y la oportunidad que representa, obliga al estudiante a una preparación más concienzuda. La asignatura tiene que estar perfectamente dominada.

El examen oral exige rapidez mental, contestar sin vacilación, y esto sólo se consigue con un conocimiento profundo de la materia.

A veces los exámenes orales no consisten en una(s) pegunta(s) cerrada(s), sino en un diálogo que el profesor establece con el alumno para conocer su nivel de conocimiento.

Cualquier consulta pueden dirigirse al e-mail cg.peco@mail.com o al blog http://christiangodoysilveira.blogspot.com/.

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