jueves, 12 de julio de 2018

Politicas Universitarias


Después de bastante tiempo trato de retomar la buena costumbre de alzar escritos al blog, me tome un lapso que pensé seria corto pero termino siendo bastante prolongado, hoy les traigo unos pensamientos sobre las políticas universitarias que para ser sincero me salieron un poco desordenados pero entiendo que así va a ser hasta que vuelva a tomar ritmo con esto de escribir, espero lo disfruten.

Políticas públicas y políticas universitarias

La política se concreta a través de las políticas públicas implementada por los gobiernos de modo tal que estas constituyen instrumentos para su realización (Lahera Parada, 2004). Muller (2000) sostiene que el análisis de las políticas publicas permite ver al "Estado en acción" haciendo o dejando de hacer.

La Universidad está llena de singularidades, es una organización compleja por antonomasia, presenta singularidades que se ligan en primer término a la materia prima con la que opera, esto es, el conocimiento, en términos de Clark, objeto que no resulta fácilmente encasillable en el contexto tradicional de las políticas públicas. Por otra parte, la política sectorial navega habitualmente entre límites estrechos a los efectos de no chocar con la autonomía de las instituciones que, en nuestro caso, ha sido amplia, especialmente desde el inicio de los tiempos democráticos. Este rasgo hace que las políticas universitarias adquieran una especificidad que las distingue dentro de las políticas públicas.

En efecto, la producción, reproducción y distribución del conocimiento constituyen el sustrato fundamental sobre el que se asienta la universidad, situación que, por otra parte, la distingue de las organizaciones tradicionales.

Definida por Cohen y March (1974) como anarquía organizada, la denominación hace referencia a la ambigüedad e inconsistencia de los objetivos que persigue, la indeterminación de la tecnología que emplea y la existencia de un constante flujo de participantes en el proceso decisorio por no encontrarse bien determinado quienes son los que participan en él. Por su parte Weick (1976) la define como un sistema flojamente acoplado, esto es, compuesto por un conjunto de elementos que, aunque independientes entre sí, mantienen su identidad y su separación en un contexto de interacciones débiles y circunstanciales. Por ejemplo las facultades, los departamentos y cátedras son unidades que mantienen su identidad y especificidad y gozan de autonomía funcional dentro del sistema.

Las políticas se insertan en el especial contexto construido por la relación sociedad-estado-universidades, caracterizada por la autonomía de las últimas. Sin embargo, la autonomía universitaria no es un hecho dado ni un concepto univoco y alcanza definiciones puntuales de acuerdo con el tiempo y el espacio, esto es, constituye una construcción histórica y social con alcances definidos y diferentes en cada realidad y aún en cada momento puntual.

No debe perderse de vista, no obstante, que la pugna entre autonomía y regulación gira en torno al núcleo duro de la vida universitaria, esto es, la producción, distribución y preservación del conocimiento. 

Las formas de regulación ejercidas sobre las universidades están estrechamente vinculadas con el tipo de relacionamiento entre estas y el estado. Al respecto Musselin (1997: 145) señala que estas interacciones tienen bases nacionales que no deben ser interpretadas como cuestiones culturales, sino como construcciones sociales. Por otra parte, los instrumentos a través de los cuales se aplica la regulación, aunque hayan asumido formatos estables también pueden cambiar.

Algunas singularidades nacionales

Durante décadas se dio en América Latina un comportamiento rutinario de los gobiernos con relación a la universidad. este ha sido catalogado por Brunner como convivencia benevolente o por Olac Fuentes como negligencia benigna (cit. por Ken Serna, 2009) y caracterizado por un financiamiento incremental de las instituciones sin controles específicos en el contexto de gobiernos democráticos. En los interregnos autoritarios, primaba en cambio la función de control (policia) que, por lo general, se orientaba más hacia aspectos político-ideológicos que académicos-administrativos.

Primacía de la lógica político-partidaria en la formulación de algunas políticas universitarias. Las políticas tienden a constituirse en una transacción entre los diversos actores e intereses intervinientes, en la cual se construye lo "posible" y no lo "ideal", esto es la administración racional al servicio del interés publico deja su lugar a la negociación y aunque el resultado que se obtenga no sea el mejor, es, seguramente, el más factible. En el caso de la política universitaria, la incidencia de factores y lógicas político-partidarias en la formulación de una determinada política probablemente se incremente por el valor que tiene la universidad como moneda de cambio.

Cambios abruptos en vez de cambios incrementales. Los cambios abruptos se desarrollan sin que medie un reconocimiento de las consecuencias que pueden producir, muy frecuentemente de sentido contrario a los objetivos perseguidos. Por otra parte, se generaron, en los actores afectados, comportamientos reactivos o defensivos que tendieron a anular o a mitigar los efectos de las respectivas políticas.

Fuente: Chiroleu, Adriana; Suasnábar, Claudio; Rovelli, Laura; (2012) : Política universitaria en la Argentina : revisando viejos legados en busca de nuevos horizontes . Mendoza, Ediciones IEC - CONADU/Universidad Nacional de General San Martín.