Los institutos
superiores han llamado siempre mi atención por lo compleja de su situación
tanto en su relación con el estado en la cual han tenido vaivenes que de
acuerdo a los vientos les otorgaban o no la tan ansiada autonomía y a su vez el complicado sistema legal impuesto
para que los mismos implementen programas y otorguen títulos a sus educandos
(aunque este será posiblemente ya tema de otro escrito).
Para poder escribir
este artículo tuve que pasar por el duro proceso de desaprender pues tenía conceptos y definiciones
incorporados como fijos que con el correr del tiempo y con el devenir de
experiencias fueron cambiando, y, ayudados por la lectura me hicieron
comprender que tal vez no eran del todo acertados.
El fin de escribir
estos pensamientos es solo explicar por qué a mi criterio los Institutos
Superiores deberían recuperar su autonomía. Para ello antes tratare de explicar
dos líneas de pensamiento que sirven de base y sustentan el razonamiento
posterior.
1.-
Autonomía
Nuestra Ley de Educación Superior en la
Sección III titula directamente “De la autonomía de las Universidades”
excluyendo de esta manera a los Institutos Superiores. Es importante destacar
que la ley citada es fruto de interesantes debates en donde se encontraron
posturas distintas sobre este punto.
La autonomía
universitaria no es un hecho dado ni un concepto univoco y alcanza definiciones
puntuales de acuerdo con el tiempo y el espacio, esto es, constituye una
construcción histórica y social con alcances definidos y diferentes en cada
realidad y aún en cada momento puntual. Solo de esta manera puede entenderse
que el Instituto Superior de Educación (ISE) en su Ley de creación posea
autonomía.
No debe perderse de
vista, no obstante, que la pugna entre autonomía y regulación gira en torno al
núcleo duro de la vida académica, esto es, la producción, distribución y
preservación del conocimiento.
Las formas de
regulación ejercidas sobre las instituciones de educación superior están
estrechamente vinculadas con el tipo de relacionamiento entre estas y el
estado. Al respecto Musselin (1997: 145) señala que estas interacciones tienen
bases nacionales que no deben ser interpretadas como cuestiones culturales,
sino como construcciones sociales. Por otra parte, los instrumentos a través de
los cuales se aplica la regulación, aunque hayan asumido formatos estables
también pueden cambiar.
2.-
Proceso educativo nacional
Este subtitulo suena
grandilocuente aunque en la realidad es otra, tratare aquí de explicar
brevemente los fenómenos que se han dado desde el gobierno de Stroessner al día
de hoy en el subnivel de educación superior y que han impactado notoriamente en
el subsistema. En este sentido y a mi entender se puede clasificar en cuatro
instancias de desarrollo.
1.- Gobierno de 34
años de Stroessner
Se caracterizó en
general por el casi nulo avance dentro de la educación nacional y en especial
en el subnivel de la educación superior. Solo existían 2 universidades,
estudiar allí era más que un privilegio. Primaba dentro de estas instituciones
la función de control como rol del estado (policía) que, por lo general, se
orientaba más hacia aspectos político-ideológicos que
académicos-administrativos.
De este periodo son
recordadas las manifestaciones de estudiantes universitarios reclamando derechos
(estudiantes medicina del hospital de clínicas entre otros).
2.- Advenimiento de
la democracia
Con el golpe vino la
democracia y con ella la libertad en todo sentido, nos vimos compelidos a
romper con todas las cadenas que nos oprimían y cualquier función de control o
regulación era vista como “piragueato”, de esta manera ocurrieron algunos
fenómenos que encontraron al estado y al ámbito de la educación superior en
general sin la preparación necesaria para enfrentarlo.
La flexibilización de
las condiciones para apertura de instituciones mediante la Ley marcos, la
masificación de la educación superior, la cuasi inexistencia de normas en el
sector, la extrema debilidad del órgano contralor, etc., son situaciones que
caracterizan esta etapa, para algunos más que libertad fue libertinaje en la
educación superior.
3.- Regulación
Como una respuesta casi
automática con la reforma de la educación superior en su eje legal viene la
regulación a los excesos, la híper regulación de la autonomía es la
consecuencia de tanta libertad, de tantos abusos.
Se crea el CONES que
pasa a cumplir funciones de policía de la educación superior todo aquel
indocumentado no puede transitar sin arrestado por los LINCES académicos
quienes como toda instancia de este estilo en momentos se excede.
Este es el tiempo de la
depuración (o debería ser) en donde las instituciones de educación superior
encuadran su actuar en el deber ser y se endereza todo aquello que anduvo
torcido en la etapa anterior.
Las Universidades y los
Institutos Superiores poseen los mismos procesos administrativos ante el órgano
encargado, sin distinción, salvo el nominal dentro de la LES.
En este punto nos
encontramos y estimo que transitaremos en el aun varios años para lograr
reencausar las aguas.
4.- Desregulación
Si bien esto ya es
hacer futurología, creo que lo más razonable es pensar que cuando las cosas estén
como deben estar y la regularidad se empodere del ámbito de la educación superior
debería venir la desregulación y la autonomía volvería a ser plena y con ello
las IES podrían utilizarla para lograr su mejor desarrollo, siendo este el
estadio ideal al que se debe apuntar.
En virtud a lo señalado
creo que al día de hoy tanto los Institutos Superiores como las Universidades están
sujetas a los mismos procesos administrativos con pequeños matices que los
diferencian frente al órgano regulador, otorgarle autonomía seria meramente nominal
pues ambos están dentro de una regulación que afecta a toda la educación
superior y mirando a futuro, al escenario ideal para su mejor desarrollo,
otorgarles hoy ese reconocimiento les permitiría acceder al proceso para lograr
la autonomía plena en el futuro.